El hacer jabón para mí, tiene algo de brujeril y de misterio, antes de alcanzar la perfección (que nunca se consigue) hay que tirar muuuuuchos lotes de jabón. Esto tiene su propio misterio, haciendo lo mismo, con los mismos ingredientes, tiempos, temperaturas... y no salen dos lotes de jabones que salgan igual. Tienen su propia personalidad. Esto que comento no es para desanimar a las futuras jaboneras/os , al contrario, es para que no desistáis tras un primer intento fallido. Este es un mundo fascinante, os lo aseguro.
Los ingredientes básicos no pueden ser mas humildes: agua, sosa cáustica y aceite. También se le pueden añadir otros ingredientes como miel, leche en polvo, avena, aceites esenciales...,
Por internet circulan muchas recetas de jabones, he de decir que he realizado infinidad de ellos con mejores y peores resultados, pero como me decía mi abuela, la experiencia es madre de la ciencia. Además hay que estudiar y leer mucho sobre el tema, entonces te das cuenta de las barbaridades de recetas absurdas que circulan por la red. En este blog os hablaré de mi propia experiencia, de los errores que cometí y que he ido corrigiendo con el paso del tiempo. La primera receta que realicé es la que aparece en el bote de sosa cáustica de 3 litros de agua, 3 litros de aceite usado y 500 g de sosa. Antes de empezar hay que indicar unas precauciones que hay que tomar:
Lo más importante a tener en cuenta es la peligrosidad
de la sosa cáustica o de la potasa cáustica (álcalis). Ambos ingredientes son
peligrosos y hay que mantenerlos fuera del alcance de los niños y de los
animales. Cuando se mezclan con el agua se produce la lejía que al contacto
con la piel puede producir quemaduras químicas importantes en la piel y en
los ojos. Siguiendo las simples indicaciones que vienen a continuación el
riesgo es mínimo pero aun así no me hago responsable del mal uso que podáis
dar a estas instrucciones.
Debemos protegernos mientras manipulamos los álcalis con unas gafas para evitar salpicaduras en los ojos y con unos guantes para evitar el contacto con las manos. Es conveniente proteger la ropa con un delantal ya que las salpicaduras de la lejía cáustica la estropean. Es muy recomendable mezclar el agua con el álcali en un lugar al aire libre (en un balcón, ventana…) o en su defecto bajo una campana extractora. Una mascarilla también impedirá que respiremos los gases que emana el calor de la reacción. En general si además llevamos ropas con mangas largas, pantalones largos y calzado cerrado limitaremos mucho la posibilidad de contacto de la lejía con la piel. Lo más peligroso de todo este asunto es cuando batimos la masa con la batidora. Es en ese momento cuando más fácil es que se produzcan salpicaduras y por eso ahí debemos extremar la precaución. Manteniendo bien sumergida la batidora antes de pulsar el botón reducimos el riesgo. En caso de contacto con la lejía o con la masa del jabón sin saponificar hay que lavar con abundante agua varias veces. En caso de contacto con los ojos hay que lavar abundantemente durante unos minutos y acudir inmediatamente al médico. La manipulación de lejías cáusticas no es un juego de niños. En caso de querer mostrarles como se hace el jabón, siempre debe de ser con la supervisión de un adulto responsable. Todas estas advertencias son para mostrar el peligro real que entraña la lejía cáustica pero con un uso racional, cuidadoso y ordenado no tiene porqué entrañar verdadero riesgo.
Usar sólo materiales que sean de vidrio
resistente al calor (pyrex), plástico resistente al calor o acero inoxidable,
NO USAR ALUMINIO, COBRE, ZINC, pues reaccionan con la sosa.
ELABORACIÓN:
1. Comenzamos por preparar la lejía. (Mezcla de
agua y sosa). Pesamos la sosa en un recipiente y el agua muy fría o en cubitos
en otro. Añadimos la sosa poco a poco sobre el agua, removiendo cuidadosamente
para no salpicar. Tras removerla para que se disuelva bien se deja reposar
hasta que se torna transparente.
2. El aceite no debe pasar de los 40º C-45ºC. Mezclamos
poco a poco siempre la lejía sobre los aceites y removemos hasta mezclarlo
bien. Batimos la mezcla tras asegurarnos que la batidora está bien sumergida y
no va a salpicar usando la velocidad más lenta. Según el clima y
dependiendo de los aceites puede tardar entre pocos minutos y casi media hora.
(Será nuestro caso pues haremos un jabón de Castilla 100%)
3. Llegado a este punto vertemos nuestra mezcla en
el molde (que si es de madera hay que forrar previamente con papel de
cocina) lo tapamos y lo envolvemos en una toalla o manta (proceso de abrigo).
4. Entre 24 y 48 horas suelen ser suficientes para
desmoldar el jabón y cortarlo en trozos. Luego hay que dejarlo “curar” (es
decir que el proceso de saponificación se complete) 4 semanas mínimo en
un sitio seco y relativamente oscuro.
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